
Una persona mantiene una relación amorosa con otra, de la que se queja amargamente porque la hace vÃctima de unos celos enfermizos. «Es asà porque me quiere mucho, es su manera de amarme», la justifica. Henri-Pierre Cami escribió su Historia del joven celoso acerca de aquel que, preocupado porque los ojos de su amada miraban a todo el mundo, porque con sus manos podÃa hacer gestos de invitación y seducirlos, porque podÃa hablar con otros y sonreÃrles, porque podÃa marcharse de su lado, le arrancó los ojos, le cortó las manos y la lengua, la dejó sin dientes y, por fin, le cortó las piernas. «De este modo —se dijo— estaré más tranquilo». Y entonces dejó de vigilar de manera enfermiza a la joven amada, porque asÃ, en su lamentable estado, ya nadie la desearÃa. Hasta que un dÃa volvió a casa y no la encontró: habÃa desaparecido, secuestrada por un exhibidor de fenómenos de circo.