- Eva Rodríguez Renom
Dejar que el otro sea lo que realmente es, sin querer cambiarlo, sin entorpecer su crecimiento, sin lastimarlo, es lo más acertado y hermoso que podemos hacer.

Dejar que el otro sea lo que realmente es, sin querer cambiarlo, sin entorpecer su crecimiento, sin lastimarlo, es lo más acertado y hermoso que podemos hacer.
Cuando las dificultades nos atraviesan, muchas veces hemos de salir del bosque para poder trazar una buena ruta que nos indique el camino.
Precisamente, esta es una de las funciones de nuestro trabajo como psicoterapeutas: acompañar y servir de guía a quienes encuentran dificultades para resolver, entender o escapar de los círculos cerrados, repetitivos y limitantes de sus mentes.
Algunas veces es necesario salir del bosque para poder ver el árbol.
Le preguntaron a Rumi, maestro espiritual persa del siglo XIII:
¿Qué es el veneno? – Cualquier cosa más allá de lo que necesitamos es veneno. Puede ser el poder, la pereza, la comida, el ego, la ambición, el miedo, la ira, o lo que sea…
¿Qué es el miedo?
– La no aceptación de la incertidumbre. Si aceptamos la incertidumbre, se convierte en aventura.
¿Qué es la envidia?
– La no aceptación de la bienaventuranza en el otro. Si lo aceptamos, se torna en inspiración.
¿Qué es la ira?
– La no aceptación de lo que está más allá de nuestro control. Si aceptamos, se convierte en tolerancia.
¿Qué es el odio? – La no aceptación de las personas como son. Si las aceptamos incondicionalmente, a continuación, se convierte en amor.
¿Qué es la madurez espiritual?
Es cuando se deja de tratar de cambiar a los demás y nos concentramos en cambiarnos a nosotros mismos.
Es cuando aceptamos a las personas como son.
Es cuando entendemos que todos están acertados según su propia perspectiva.
Es cuando se aprende a «dejar ir».
Es cuando se es capaz de no tener «expectativas» en una relación, y damos de nosotros mismos por el placer de dar.
Es cuando comprendemos que lo que hacemos, lo hacemos para nuestra propia paz.
Es cuando uno deja de demostrar al mundo lo inteligente que se es.
Es cuando dejamos de buscar la aprobación de los demás.
Es cuando paramos de compararnos con los demás.
Es cuando se está en paz consigo mismo.
La madurez espiritual es cuando somos capaces de distinguir entre «necesidad» y «querer» y somos capaces de dejar ir ese querer…
Por último y lo más importante:
Se gana la madurez espiritual cuando dejamos de anexar la «felicidad» a las cosas materiales.